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Durante el gobierno de Georgi Kioseivanov Bulgaria fue uno de los países de desarrollo más pujante en Europa

El zar Boris III con el primer ministro Georgi Kioseivanov
Foto: Archivo

El 19 de enero 2014 se cumplen 130 años del nacimiento de Georgi Kioseivanov, diplomático, político y gobernante de mucho talento. Nació en la ciudad de Peshtera, Bulgaria del sur. Procedía de una familia ilustre del Renacimiento Nacional, siglos XVIII-XIX. Su padre había sido miembro del Comité Revolucionario Local durante el Levantamiento de Abril en 1876, cumbre de las luchas por la independencia de los búlgaros de la dominación otomana. Su madre, Raina Petrova Goranova, era hija de Petar Goranov, líder de la revuelta de Batak.

Georgi Kioseivanov se graduó en derecho en Francia en 1906. Su carrera de diplomático empezó en la Legaciónde Bulgariaen París, luego trabajó en las legaciones búlgaras en Roma, Constantinopla, Berna y Berlín. Desde 1926 fue ministro plenipotenciario en Atenas y Bucarest, y, en 1933, en Belgrado, donde el zar Boris III le descubrió para la gran política.

Kioseivanov asumió el cargo de primer ministro de Bulgaria el 23 de noviembre 1935 y lo desempeñó hasta febrero de 1940, durante un periodo difícil para todo el mundo, después de una grave crisis y del inicio de la Segunda Guerra Mundial.

“Le debemos mucho a Kioseivanov”, dice el catedrático Ludmil Spasov, uno de los investigadores de su obra.

“En el período entre 1936 y 1939, en Europa se extendió una fuerte corriente de frentes populares. En España se llegó a una sangrienta guerra civil. En Bulgaria también actuaban fuerzas del Frente Popular siguiendo órdenes de la III Internacional y, justo en aquella época Kioseivanov, en su función de primer ministro, logró crear un sistema político extraordinario. Teníamos Parlamento y consejos municipales pero sin partidos. El zar Boris asignó tareas muy importantes a los ministros de Kioseivanov: no restablecer los partidos políticos prohibidos después del golpe de estado de 1934, mejorar las condiciones materialesde laspersonas, bajar el precio de los productos de primera necesidad, restablecer los concejos municipales, celebrar elecciones municipales y crear un parlamento. Tengo razones para creer que eso fue un programa del primer ministro que el mismo zar presentó para darle mayor peso”, dice el catedrático Spasov y continúa: “A principios de 1937, Kioseivanov elaboró un reglamento para las elecciones municipales, que daba por primera vez a las búlgaras el derecho de votar. Inspirado por el éxito, Kioseivanov convocó nuevas elecciones en la primavera de 1938”.

Sucedió algo insólito. Sin partidos políticos fue constituido un parlamento. Se formó la 24ª Legislatura con 160 diputados, de los cuales 93 eran partidarios del Gobierno y 67 eran de oposición. Mientras en los otros países se producían enfrentamientos violentos, en Bulgaria, gracias a la inteligente administración de Georgi Kioseivanov, no hubo choques ni tensiones sociales.

Otro mérito de Kioseivanov fue que logró la recuperación de la economía después de la crisis de 1929 a 1934. Bajo su liderazgo fue aprobada la Ley de la Industria. La industria búlgara fue colocada bajo el control del Estado y tuvo grandes éxitos. Hubo muchos logros en varios sectores. El Banco Nacional de Bulgaria, con participación estatal, prevalecía en el sistema bancario. El transporte también era estatal.

“Los resultados fueron extraordinarios. El 1939 es un año legendario en la historia de Bulgaria. Tuvimos un crecimiento de la producción industrial de 6,9%, una de las tasas más altas en los Balcanes y en Europa.”, dice el profesor Spasov y agrega: “El mayor talento de Georgi Kioseivanov era en la política exterior. Durante su mandato Bulgaria se convirtió en la nueva estrella de la política de los Balcanes”, señala en sus informes el ministro plenipotenciario norteamericano agregando que en Sofía había aparecido un gran político, Georgi Kioseivanov. En 1936, en una conferencia internacional, bajo instrucciones de Kioseivanov, Bulgaria apoyó la solicitud turca de hacer una revisión pacífica del Tratado de Neuilly-sur-Seine que había impuesto a Bulgaria graves restricciones. Turquía recuperó su soberanía sobre los Dardanelos y Estambul, y, ello, permitió que la política de revisión apoyada por Bulgaria rindiera importantes resultados.

En 1937 se firmó un pacto de paz, amistad y no agresión entre Bulgaria y Yugoslavia. Surgieron dos amistades en los Balcanes: la yugoslavo-búlgara y la griego-turca. Rumanía fue el único país que quedó aislado. Entonces los rumanos cambiaron su actitud hacia Bulgaria. Propusieron firmar un convenio sobre las iglesias y las escuelas búlgaras en Rumanía.  Kioseivanov insistió en que estábamos en otra fase de las negociaciones y que Bulgaria debía recuperar la Dobrudzha del Sur, incluida a la sazón en el territorio de Rumania. Logró conferir dimensiones internacionales a esta cuestión y estableció las prioridades de la política exterior de Bulgaria: recuperación de Dobrudhza, salida al Mar Egeo, recuperación de una parte de las Regiones occidentalesde Bulgaria que habían pasado a formar parte de Yugoslavia después del Tratado de Neuilly-sur-Seine.

En la compleja situación de preguerra, Kioseivanov organizó tres misiones en el extranjero para asegurar lo mejor para Bulgaria. La primera fue a Alemania, con el fin de recibir información de primera mano sobre las tendencias en la coyuntura internacional. La segunda misión fue a Inglaterra y Francia, y la tercera - a Moscú. A finales de su gobierno, Kioseivanov firmó un Convenio de Intercambio Comercial y Pagos con la URSS, de gran importancia para la economía búlgara”.

Su actividad diplomática fue motivo para que  después del estallido de la Segunda Guerra Mundial, el zar Boris se viera muy preocupado ya que Georgi Kioseivanov se había vuelto muy independiente. El zar no podía prever la dirección en que Kioseivanov conduciría la política búlgara de exteriores, pero se percataba de que no sería orientada hacia Alemania.

Eso dio pie a un conflicto entre el Palacio y el primer ministro. A finales de 1939, los allegados del zar emprendieron un ataque injusto contra Kioseivanov y él dimitió. Fue nombrado ministro plenipotenciario en Suiza. Después del 9 de septiembre 1944, la fecha en que en Bulgaria se estableció el gobierno pro soviético, los nuevos gobernantes despidieron a Georgi Kioseivanov.

Él no regresó a su patria sino que se quedó como inmigrante en Suiza. Murió en 1960 lejos de Bulgaria. “Hay muchos hechos positivos asociados al gran estadista Georgi Kioseivanov que todavía estamos por descubrir”, concluye el catedrático Spasov.

Versión en español por Ekaterina Bobeva



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