La banitsa búlgara y la ensalada Shopska han ocupado repetidamente los primeros puestos de las clasificaciones gastronómicas mundiales. Sin embargo, la cocina nacional búlgara está lejos de limitarse a estos dos platos, ni a las omnipresentes albóndigas, kebabcheta, patatas fritas con queso y shkembe chorba (sopa de callos) en los restaurantes. No cabe duda de que cada vez son más los platos y vinos búlgaros que se introducen con confianza en las cartas de los restaurantes, pero aún queda mucho por hacer en este sentido. También los profesionales discuten a menudo sobre qué platos podemos llamar búlgaros. La razón es que muchos de estos alimentos son también típicos de nuestros vecinos balcánicos. Además, existe una tendencia hacia una interpretación más moderna de la cocina nacional búlgara en respuesta a los cambios en los gustos de los clientes y la difusión de la llamada cultura gourmet.

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En el fondo de todo están los productos tradicionales búlgaros y las recetas de nuestras abuelas y bisabuelas. ¿Cómo se preserva esta gran riqueza y puede Bulgaria establecerse como destino gastronómico mundial?

Nuestro potencial en este sentido es enorme e indiscutible. El mapa culinario interactivo del territorio lingüístico búlgaro, elaborado por un equipo de la Academia Búlgara de Ciencias, ofrece una visión general de la diversidad de nuestro patrimonio gastronómico.

Sin embargo, ¿cuáles de estos platos podrían convertirse en parte de la identidad turística búlgara?

“En primer lugar, la bánitsa”, dice Margarita Koteva, asistente principal en el Instituto de la Lengua Búlgara y parte del equipo que preparó el mapa. "La hay en casi todas las regiones, con todo tipo de rellenos. Empezando por el bánitsa de repollo, que prepara la minoría búlgara de Korca en Albania, hasta la región de Malko Tarnovo, y también en el norte de Dobrudja. En todas partes encontramos variedades increíbles de la bánitsa", dice Margarita Koteva y continúa enumerando:

"De los productos lácteos podemos destacar nuestro famoso yogur, nuestra mantequilla casera y nuestro queso fresco. Por ejemplo, una mozzarella puede sustituirse por queso fresco búlgaro. También podemos destacar los platos preparados con bulgur, que es extremadamente saludable. Tenemos cordero con bulgur, tenemos ciruelas con bulgur y varios platos dulces. Por ejemplo, hay un turrón que se hace con lo que se llama "petmez" o "madzun", un plato extremadamente dulce. O nuestro plato con pimientos secos, que se hace en el noroeste de Bulgaria. La sopa de pescado o la salmuera, que se prepara en Tutrakan, también podrían figurar en la tarjeta de visita.  Y ni hablar de los diferentes tipos de platos que se preparan en la costa del mar Negro...".

Junto a los populares programas de cocina de la televisión, la gente busca nuevas emociones gourmet y crece el interés por la cocina de fusión. Muchos de nuestros chefs profesionales han empezado a modernizar las recetas tradicionales búlgaras según las nuevas tendencias del sector.

"Depende de los propios chefs que incluyan estos alimentos en los menús de hoteles y restaurantes. La cuestión es que tienen que decidir hasta qué punto hacerlo, porque la cocina búlgara está influenciada por la europea. En muchos aspectos, aquí también tenemos recetas que han cambiado con los años y ya no son tan auténticas. Se pueden añadir algunos productos caseros de buena calidad a un plato con recetas búlgaras y conseguir un sabor y una presentación algo más modernos. Pero la gente de nuestro país debería seguir insistiendo en comer la cocina nacional búlgara en nuestros restaurantes. Incluso debería haber una sección especial en los menús para platos tradicionales búlgaros específicos", concluye Margarita Koteva.

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Traducido y publicado por Borislav Todorov