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La festividad de los nestinar en la montaña de Strandzha

Снимка: BGNES
En la montaña de Strandzha existe la costumbre curiosa de bailar con pies descalzos sobre ascuas vivas, rito al que se conoce como baile nestinar. La costumbre fue divulgada hasta finales del siglo XIX en los pueblos fronterizos entre Bulgaria y Grecia. Sin embargo, tras las atroces represalias sufridas por la población cristiana durante la guerra Balcánica de 1912, la costumbre casi quedó aniquilada. Siguió persistiendo únicamente en las zonas de difícil acceso de la montaña de Strandzha en la que se encuentra el pueblo de Bulgaria, cuyo nombre antiguo es Úrgari.

El pueblo cobró fama por los bailes de los nestinar descalzos y su fiesta el día de San Constantino y Santa Elena, el día 21 de mayo. El baile ritual, expresión de la veneración popular a los santos cristianos descansa sobre creencias antiguas relacionadas con el culto al Sol, al fuego y al agua. Los protagonistas en esos bailes que se hacían para implorar salud y fertilidad también , eran los nestinar, que antaño eran exclusivamente hombres pero en las últimas décadas también aumenta el número de las mujeres que los practican. La de más avanzadas edad llegaba a tener, mientras bailaba ,unas visiones concretas y auguraba lo que iba o ocurrir y cómo su pueblo podría prevenirse contra los males. Esa bailadora nestinar disfrutaba de confianza y respeto y su casa era considerada sagrada. En proximidad a ésta se erigía una capilla en que se guardaban los iconos de san Constantino y santa Elena y un bombo, atributo esencial para la ambientación musical del baile. Al ejecutar su baile extasiado sobre las ascuas vivas, los nestinar sentían la fuerza purificadora del fuego.

© Foto: Archivo


Manol Mijáilov es un cantante de la zona de la montaña de Strandzha cuya canción evoca el rito de los nestinar. ¿Cómo fue posible que una festividad cristiana llegara a mezclarse con un culto religioso pagano al fuego? La respuesta la encontramos en la Antigüedad. El emperador Constantino I veneraba el fuego a pesar de haber sido precisamente él quien autorizó y divulgo el cristianismo en todo el Imperio Romano. Por esto justamente fue canonizado santo, Él dio a los nestinar la autorización de practicar esos bailes ígneos. Los bailadores aseguran que es el propio santo quien les ayuda a mantenerse ilesos en esos bailes sobre ascuas vivas.

El rito de los nestinar está rodeado de un halo de romanticismo para nosotros, los hombres modernos. Es una costumbre que ya en sus primeros años de existencia atrajo a numerosos estudiosos. El primero de éstos fue el escritor Petko Slaveikov, quien a finales del siglo XIX hizo una detallada descripción de lo que él había visto en el pueblo de Búlgari. Han estudiado los aspectos etnográfico y psicológico de los nestinar Dimítar Marinov y Mijaíl Arnaúdov.

Los propios bailadores destinar confiesan que ya en víspera de la fiesta del 21 de mayo se sienten irresistiblemente atraídos por el fuego y que con todos sus sentidos establecen contacto con él. Se van ensimismando en su comunicación con los santos y se aíslan del mundo externo. En la mañana de la festividad de los santos emperadores Constantino y Elena una procesión de personas del pueblo se dirige a la casa de la bailadora destinar más veterana. Se prenden vela y se reza ante los iconos. Comienza a retumbar el bombo, se escucha el sonido estridente una la gaita, la bailadora nestinar lanza un grito y un tanto pálida, presa del santo, inicia su primer baile. Luego la procesión se dirige a la fuente sagrada. En las afueras del pueblo, cuya agua se cree que se curativa pero sólo se toma el día de la fiesta.

El punto culminante de la festividad de los santos emperadores Constantino y Elena se produce en la plaza del pueblo. De la fogata que en la plaza ha ardido durante la jornada sólo quedan las ascuas que tienen un espesor de 10 a 15 centímetros. El primer baile joró se ejecuta alrededor de las ascuas. Luego la bailadora nestinar haciendo movimientos bruscos entra descalza en las ascuas vivas y las cruza, haciendo continuas exclamaciones y moviendo suavemente sus brazos. Va pisando las ascuas vivas sujetando en sus manos el icono de san Constantino.

© Foto: Archivo


La abuela Zlata una de las últimas bailadoras nestinar del pueblo de Búlgari confiesa que cuando danza se le entumecen los pies y los brazos y parecen hechos de madera. Agrega que no siente lo que hace su corazón y que la cabeza se la siente muy particular. Se le turba la visión, no llega a distinguir a la gente que la rodea en la plaza, todo lo ve en una especie de niebla.

El rito de los nestinar ha podido sobrevivir hasta nuestros días pese a las persecuciones que sufrió por parte de la iglesia ortodoxa y del régimen comunista. Este rito popular más espectacular, después del canto arcaico a dos voces de las abuelas de Bístritsa, en las afueras de Sofía, fue incluido en 2009 en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO.

Versión en español por Mijaíl Mijailov

По публикацията работи: Valia Bozhilova
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